jueves, 11 de diciembre de 2014

Biblioteca Miguel Cané

Las Bibliotecas Municipales de la Ciudad de Buenos Aires, representan una realidad no frecuente en  nuestra historia, dado que el proyecto se cumplió.

En 1908 el primer Congreso de Bibliotecas Argentinas,  expuso la necesidad de integrar bibliotecas públicas municipales en locales y parques al aire libre.

En 1912 el ex presidente del Consejo Deliberante, Dr. Carlos M. Coll presentó el “proyecto de fomento de bibliotecas populares en parroquias”, por parte de la Municipalidad.                                    

La Ordenanza de 1921, determinaba la instalación en plazas y parques de “Armarios o Escaparates” conteniendo un número selecto de libros, quedando a disposición de los concurrentes a dichos lugares.

Pero recién el 25 de junio de 1926, la ordenanza 1656 estableció la instalación de bibliotecas municipales en “barrios industriales”, las que estarían organizadas, dirigidas y reglamentadas por una comisión de cinco miembros, siendo uno de ellos el escritorRicardo Guiraldes.

La primera labor realizada por la nueva Comisión, fue designar con el nombre de “Miguel Cané” a la biblioteca de la calle Independencia 3899, la que comenzó a funcionar de inmediato.
Fue tal la afluencia de público, que se vio forzada a buscar un espacio más amplio, siendo este,  su actual dirección en la calle Carlos Calvo 4321.                                   .

Desde su fundación en 1927 siempre ha estado activa y en crecimiento.
Posee libros originales de los siglos  XVIII y XIX. Cuenta con el Espacio Jorge Luis Borges quien fuera empleado de esta,  entre los años 1937 y 1946, como clasificador de libros.                                  
En la Sala de Lectura se puede apreciar su mobiliario original de época excelentemente cuidado.

Mi Rioba, la Cultura es Patrimonio de todos

domingo, 7 de diciembre de 2014

“Golondrinas-Puntos Cardinales” se presenta en Boedo

Es el relato de tres amigos en un viaje interdisciplinario de Danza y Artes Audiovisuales que tiene como principal objetivo entablar vínculos con distintos ámbitos socioculturales de la ciudad de Buenos Aires.

La obra es una composición en tiempo real. Los personajes dialogan constantemente en escena con la proyección de audiovisuales, que dan cuenta de ese viaje realizado, de un pasado compartido.

Por intermedio de una intervención lumínica los intérpretes por momentos construyen un paisaje de inmensidad nocturna entre luces y sombras.
Los artistas muestran el proceso migratorio como un factor inherente al ser humano, como un proceso físico individual, colectivo y corporal, pero a la vez interno.

Este mensaje es vehiculizado a través de la danza, donde el cuerpo opera como herramienta de intercambio y transmisión de sentidos que se van resignificando y transformando a medida que viajan por los diferentes barrios, buscando salir de los límites del campo de la danza y trascender hacia nuevos públicos en la construcción colectiva de un lenguaje en común.

En la obra, actúan los primeros bailarines Pablo Burset, Yanina Rodolico y Victor Campillay.

La misma se desarrollará en el CENTRO CULTURAL JULIÁN CENTEYA, Av. San Juan 3255 correspondiente del barrio de Boedo, el día 12 de diciembre a las 21 hs con ENTRADA LIBRE Y GRATUITA

Contactos y Reservas: proyectogolondrinas@gmail.com
Contacto Prensa        : victoria@interacciongcc.com.ar

Mi Rioba, la Cultura es Patrimonio de todos



En sus orígenes, la cotidiana lucha por el agua en Boedo

Nuestro barrio era de campo abierto, con muchas quintas, y como otras zonas que empezaban a medianamente a urbanizarse, eran frecuentes los pozos de agua. Esta se extraía con ayuda de pacientes mulas o viejos caballos por medio de ruidosas norias.

Luego aparecieron los airosos molinos metálicos, con sus chirriantes paletas de cinc que existieron hasta 1910 aproximadamente.

Ya por 1905 la red de distribución de agua corriente existente, no llegaba hasta estos arrabales.
En la calle Caridad, hoy General Urquiza, había un depósito y allí gracias a un tanque de tres metros de altura del que pendía una manguera, se proveía de agua a los vecinos.

En algunas casas se usaba todavía el aljibe para extraer el líquido de los pozos.

Los pocos aguateros que quedaban de la época colonial, seguían arrastrando sus pesados carros mediante caballos. Estos desaparecieron definitivamente por el avance del progreso


Mi Rioba, Pinceladas de nuestro Barrio